Autor: Robinat Albareda, Núria
Afortunadamente, en los últimos años ha aumentado la preocupación social por los problemas de salud derivados del consumo de tabaco.
Afortunadamente, en los últimos años ha aumentado la preocupación social por los problemas de salud derivados del consumo de tabaco. Se han realizado cambios legislativos importantes, se han iniciando planes de prevención del tabaquismo a nivel de sanidad pública creando unidades especializadas de tabaquismo en la gran mayoría de hospitales y centros de salud de la red pública y las farmacias también están empezando a hacer seguimiento de los clientes/pacientes que quieren dejar de fumar.
A diferencia de otros países, España disfruta de una red de 21.057 farmacias atendidas por 42.831 profesionales colegiados, lo que equivale a un establecimiento para cada 2.192 habitantes, mientras que en Europa se superan los 5.600. Estas están distribuidas tanto en zonas urbanas como semirurales y rurales, consiguiendo abastecer prácticamente toda la geografía española. Es por ello que la oficina de farmacia es un establecimiento cercano y con personal calificado para realizar una gran labor en cuanto a tabaquismo. Aun así, todavía son pocas las farmacias que realizan un seguimiento de sus pacientes. Los motivos principales son, probablemente, el desfinanciamiento de los tratamientos y la falta de una cartera de servicios subvencionada por la sanidad pública que incluya la deshabituación tabáquica. Por ello, todavía es frecuente que el tiempo que la oficina de farmacia dedica al paciente que se está deshabituando del tabaco sea insuficiente para que este se sienta acompañado durante el proceso.
Recientemente el equipo con el que colaboro ha realizado un cambio importante en cuanto a la atención a los clientes/ pacientes que llegan a la farmacia solicitando alguno de los productos para dejar de fumar. Con ayuda de los profesionales de la Unidad de Tabaquismo de nuestra zona hemos realizado un protocolo de actuación que permite que la implicación de la farmacia vaya más allá de la dispensación y realizar un seguimiento del paciente. Y es que, desde nuestra corta experiencia, creemos que uno de los factores más importantes para que el cliente/paciente consiga su objetivo es que se sienta apoyado en todo el proceso, desde que decide dejar de fumar hasta que lo consigue. Por ello, lo primero que hacemos cuando vemos que un cliente se plantea seriamente dejar de fumar es citarlo para una corta charla en la que evaluamos el grado de dependencia mediante los test correspondientes, le preguntamos los motivos por los que quiere dejar de fumar y tanteamos el grado de implicación con el que nos vamos a encontrar. A partir de los datos obtenidos planteamos el tratamiento, que en una fase inicial suele ser a base de caramelos de nicotina. En esta fase intentamos que, sin poner todavía una fecha para dejar de fumar, el paciente se sienta capaz de reducir su consumo. Con esto conseguimos generar la confianza suficiente para poner una fecha para dejar de fumar en la siguiente visita. En esta segunda visita fijamos la segunda parte del tratamiento con parches de nicotina, que el paciente empezará a ponerse la noche antes del día fijado para dejar de fumar. La tercera visita la fijamos para la tarde del día “D”. En este caso queremos mostrar nuestro apoyo al paciente en un día tan importante y tener un “feedback” de cómo se siente. A partir de entonces las visitas suelen ser aproximadamente cada dos semanas y planteamos un seguimiento de unos tres meses, aunque esto puede variar en función del estado anímico y de las necesidades del paciente/cliente. Consideramos nuestra corta experiencia en la deshabituación tabáquica extremadamente positiva. Reforzamos el servicio mediante un apoyo extra al paciente a base de material didáctico, lectura, correos electrónicos o SMS, que este agradece enormemente y que suelen mejorar la adherencia al tratamiento.
Finalmente, animar a los farmacéuticos de las oficinas de farmacia españolas a hacer una dispensación activa de los tratamientos.
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