Opinión cualificada
Necesitamos una nueva ley
Autor: Barrueco Ferrero, Miguel
En junio, el Congreso de los Diputados instó al gobierno a analizar el cumplimiento de la Ley de Medidas Sanitarias frente al Tabaquismo y a proponer las medidas necesarias para garantizar la salud de los no fumadores. La respuesta sólo podía ser una, y la ha adelantado la ministra de Sanidad anunciando que, después de comprobar que su impacto en términos de salud pública está agotado, el Gobierno se plantea prohibir fumar en todos los espacios públicos cerrados.
Desde el mismo momento de la promulgación de la ley, y ante las limitaciones con las que nació, una parte importante de profesionales sanitarios y sociedades científicas hemos reivindicado una nueva ley que, sin dejar margen para la ambigüedad o la interpretación, prohíba completamente fumar en todos los espacios públicos cerrados. Durante el tiempo transcurrido desde el año 2005, y a pesar de las dudas iniciales de quienes pensaban que había que dar una oportunidad a la aplicación de la ley, y ante el corto recorrido de la misma, poco a poco se han añadido a esta reivindicación otros sectores profesionales (merecen especial reconocimiento algunos medios de comunicación) y sociales que han producido un clamor popular que no podía desoírse por mucho tiempo: el 74% de todos los españoles y el 62% de los fumadores se manifiestan a favor de prohibir fumar en espacios públicos cerrados.
A la vez, otros países europeos han promulgado o proyectan leyes mucho más restrictivas que la española, lo que significa que España no sólo no se ha situado entre los países de primera línea en la protección de sus ciudadanos frente al humo del tabaco, sino que puede quedar entre los más rezagados de Europa. Tras el anuncio de la ministra, los sectores contrarios a la ampliación de la ley, encabezados por la hostelería, se han manifestado públicamente utilizando los mismos argumentos catastrofistas que en el año 2005, anunciando pérdidas económicas irreparables para el sector y la pérdida de numerosos puestos de trabajo. A ellos se han sumado también los mismos que en el año 2005 se autoerigieron en “abanderados de los derechos de los fumadores aviesamente conculcados por los no fumadores” y que auguraron enfrentamientos sociales entre unos y otros. Poco a poco se está reactivando el lobby de presión que ya en el año 2005 consiguió desvirtuar el espíritu inicial de la ley anunciada por la entonces ministra de Sanidad Elena Salgado.
Mientras tanto, los profesionales sanitarios y los sectores que reivindicamos una nueva ley hemos realizado tímidas manifestaciones de apoyo, sin conseguir articular aún un movimiento que aglutine a todos aquellos que reivindicamos la prohibición absoluta de fumar en los espacios públicos cerrados. Parece como si se creyera que socialmente la idea está lo suficientemente madura como para que caiga por su propio peso, lo cual es un error táctico y estratégico importante y significa que hemos aprendido poco del proceso que tuvo lugar durante la tramitación parlamentaria de la ley en el año 2005.
Para no repetir errores de bulto como los cometidos entonces, es preciso que las sociedades científicas y profesionales sean capaces de dinamizar y liderar todo el movimiento de prevención del tabaquismo, incluyendo en el mismo a otros sectores, como medios de comunicación, asociaciones de pacientes y otros colectivos ciudadanos (organizaciones de consumidores y usuarios, asociaciones de madres y padres de alumnos, de mujeres, de educadores, de vecinos, grupos juveniles…), que permitan expresar públicamente el clamor popular que recogen las encuestas.
Es preciso también exigir a todos los partidos políticos y a todos los responsables de las administraciones sanitarias (estatales, autonómicas o locales) un “consenso completo” para que se sientan protagonistasy garantes de su cumplimiento en la misma medida (especialmente, pero no únicamente, los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP), para que, a pesar de las legítimas discrepancias partidarias, ningún partido ni ninguna administración pública se considere legitimada para romper el consenso, lo que supondría, sin duda, volver a echar arena sobre los engranajes de la nueva ley. Además, para evitar interpretaciones que repitan lo sucedido hasta ahora, el articulado de la ley debe ser claro y contundente, prohibiendo expresamente fumar en todos los espacios públicos cerrados, independientemente de su uso o superficie.
La subida de los precios del tabaco ha demostrado ser una medida eficaz para disminuir el consumo.
Por último, es preciso incluir en la nueva ley otras dos medidas complementarias que han demostrado su eficacia: el aumento de los precios del tabaco y el apoyo a los fumadores que deseen dejar de fumar. La subida de los precios del tabaco ha demostrado ser una medida eficaz para disminuir el consumo. El incremento del precio, vía impuestos, debe permitir al Estado dedicar una parte de dichos ingresos a sufragar las campañas de prevención y, sobre todo, a financiar la asistencia sanitaria a los fumadores que desean dejar de fumar, que debe articularse en torno a dos ejes fundamentales: la creación de una red asistencial especializada que trabaje integrada con la Atención Primaria y las redes de apoyo social, y la inclusión de los tratamientos farmacológicos para dejar de fumar dentro del catálogo de prestaciones farmacéuticas del sistema sanitario público. La actual situación de discriminación de tratamientos que han demostrado ser más eficaces y eficientes que otros que sí son financiados por el sistema público es un doble atentado contra el sistema, porque rompe la igualdad de los ciudadanos ante el mismo y porque atenta contra la equidad, ya que la prevalencia de fumadores es mayor entre las clases más desfavorecidas social y económicamente y que, por ello, tienen más dificultad para pagar los tratamientos. Todos aquellos que hacemos asistencia clínica a los fumadores sabemos de la dificultad o imposibilidad de muchos de ellos para pagar un tratamiento.
Es el momento de trabajar todos unidos, profesionales, pacientes y sociedad, para empujar la historia hacia un mundo sin tabaco. Juntos podemos.
Descargar BOLETÍN 16 / OCTUBRE 2009