Editorial
¡No fumar, no comer! Esa es la cuestión…
Autor: Puy Rubio, María
La ausencia del tabaco es el inicio de muchas ausencias. Y es que dejar de fumar lleva implícita una ansiedad creciente que “parece” cesar con la comida.
Las pulsiones o compulsiones alimentarias tras el cese tabáquico las conocemos muchas personas exfumadoras. Lo importante es poder controlarlas para que no iniciemos una carrera en ganancia de kilos que “nos pesará ”, literalmente, más tarde.
Así que allá van algunos consejos que os puedo dar como profesional de la dietética y como exfumadora que soy. Es ahora un buen momento para iniciar una alimentación saludable, equilibrada y variada que mejore nuestro estado de salud físico y psíquico. Es importante realizar cinco ingestas diarias y acostumbrarnos a mantener horarios regulares; estas son premisas básicas para comer bien y si las mantenemos reduciremos nuestra ansiedad por comer. El desayuno debe representar una ingesta importante, puesto que llevamos ayuno desde la cena y es durante la mañana que la mayoría realizamos nuestra máxima actividad. El desayuno deberá constar de una fruta, un lácteo y unos cereales u otra fécula como el pan. En cualquier caso nuestro rendimiento tanto físico como mental se verá favorecido según la importancia de esta ingesta. A media mañana una pieza de fruta o un lácteo nos mantendrá en óptimas condiciones hasta la comida principal. Asimismo nos reducirá la sensación de “hambre” o vacío de estómago que la mayoría definen cuando pasan muchas horas sin comer. La comida principal debe basarse en nuestra dieta mediterránea, a la que los profesionales de la nutrición queremos dejar bien “instituida” a pesar de influencias nefastas propias de nuestra sociedad actual, que propicia un ritmo frenético de vida, influyendo en nuestra manera de comer. Así, en la comida aprovecharemos la extensa variedad de vegetales que nuestra cultura nos ofrece, los pescados de nuestra costa, las carnes de los ganados que ocupan nuestra extensa geografía y las frutas tan variadas como únicas y jugosas. No debemos olvidar la merienda, un pequeño recordatorio como a media mañana, y la tarde discurrirá sin altibajos, sobretodo para los ansiosos exfumadores, a los que nos calma a veces meternos algo en la boca. Por último, la cena, aquí sin más premisas, debe ser contundente: no cenar tarde, no cenar mucho… La cena ha de ser frugal, con ello facilitaremos la digestión y, por tanto, el sueño; además desde el punto de vista dietético nuestras necesidades disminuyen con relación a la comida, la cena es la última ingesta antes de acostarnos y, por tanto, debe ser frugal y pronto. Debemos hidratarnos, bebiendo un litro y medio de agua diaria como mínimo y, por último, comer con coherencia. Todos sabemos algo de eso.
Y sin olvidar el ejercicio, un mínimo diario de 30 minutos invertidos en andar, nadar o utilizar la bicicleta.
Amigos fumadores y exfumadores, comer es un placer y la gastronomía no está reñida con la dietética, pero no las confundamos con abuso e hiperalimentación. ¡Suerte a todos!
Descargar BOLETÍN 4 / SETIEMBRE 2006