Autor: Redacción
Por fin parece que las autoridades se deciden a hacer uso de la razón y del sentido común. Por fin podremos frecuentar bares y comedores sin tener que soportar el mal olor del tabaco. Por fin nuestros hijos e hijas podrán disfrutar de espacios de ocio menos contaminados. Por fin los trabajadores y trabajadoras de la hostelería dejarán de toser, de tener extraños dolores de cabeza, de cansarse excesivamente y de maldecir el humo del tabaco.
Por fin los propietarios y propietarias hosteleros dejarán de tener manteles quemados y sucios de ceniza. Por fin las paredes de los locales dejarán de ensuciarse tan a menudo y se ahorrará en pintura y limpieza. Por fin podremos, todos, saborear y disfrutar las buenas comidas, los buenos sabores y fragancias sin humos ni olores que estropeen este maravilloso placer. Por fin el riesgo de incendios disminuirá significativamente, también, en los locales pequeños.
Por fin, al regresar de un espectáculo, cena, partida, concierto, aperitivo, tertulia, café, desayuno o comida no tendremos que dejar la ropa en cuarentena y los pulmones, ojos, piel, cabellos y piel en general lo agradecerán.
Por fin el sentido común será el más común de los sentidos. Por fin las decisiones de la mayoría serán escuchadas y respetadas.
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