Autores: Navarro, Peña; Navarro, Àngels
En los últimos años se han detectado cambios importantes en la población fumadora. Muchos de ellos se plantean seriamente dejar de fumar, pero en la mayoría de las ocasiones son varios los intentos que deben hacer antes de abandonar de manera definitiva su hábito tabáquico, por lo que tras el consejo breve que les damos en la consulta muchos de estos fumadores solicitan ayuda. Esta demanda es creciente, porque cada vez hay más información sobre los graves daños que el hábito tabáquico produce en nuestra salud. También han ayudado la dureza y la aplicación de nuevas leyes antitabaco, la presión social y el aumento de su coste, que lleva a muchos fumadores a plantearse seriamente dejar de fumar como una opción al ahorro.
A nivel personal, fue para nosotras un enorme reto trasladar la ayuda individualizada que estábamos ofreciendo en nuestras consultas a la ayuda colectiva a través de la formación de grupos de apoyo; pero nos planteamos dicha estrategia por las siguientes razones:
– Canalizar la gran demanda surgida en nuestro centro de salud por el cambio antes explicado.
– Rentabilizar nuestro tiempo y esfuerzo en esta área.
– Conocer los buenos resultados obtenidos por otros profesionales que, desde hace tiempo, están trabajando en este campo y que nos ofrecieron orientación y mucho apoyo.
Todo ello nos animó a empezar, a pesar de tener algunos miedos y preguntas como: ¿Seremos capaces de dar respuesta a todos las situaciones planteadas? ¿Tendremos la suficiente capacidad para conducir un grupo de personas tan heterogéneo? ¿De dónde sacaremos el tiempo?… Pero veíamos un gran campo de trabajo con grandes oportunidades e importantes resultados.
Hoy hace aproximadamente un año y medio que empezamos los grupos de deshabituación, y en total hemos conducido cuatro grupos.
Hoy hace aproximadamente un año y medio que empezamos los grupos de deshabituación, y en total hemos conducido cuatro grupos. Nuestra impresión es que todo ha resultado mucho más fácil de lo que pensábamos al principio, y también mucho más gratificante. Los grupos cohesionan con facilidad, son participativos, activos, espontáneos y crean entre ellos unos vínculos que hacen que nuestra intervención sea mínima y que actuemos simplemente como conductoras y realizando una labor de acompañamiento y asesoramiento en el proceso de dejar de fumar, proceso que van compartiendo y elaborando juntos. Ellos aportan las experiencias, las anécdotas, los consejos y son un reclamo publicitario para otros fumadores que se acercan a las consultas pidiendo la ayuda del grupo.
Este trabajo nos ha cautivado y pensamos que los profesionales de Atención Primaria somos una pieza clave en el abordaje de este problema de salud, pues disponemos de excelentes materiales terapéuticos que facilitan mucho nuestro trabajo. Tenemos, además, la formación necesaria y estamos en el marco idóneo para la ejecución de diversas estrategias, todas de gran utilidad.
A través de este artículo, deseamos animar y motivar a todos aquellos profesionales interesados en la puesta en marcha de grupos de deshabituación tabáquica, pues la dedicación y el esfuerzo empleados se ven ampliamente compensados tanto a nivel de satisfacción como de resultados.
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