Autor: Vilalta Preixens, Esteve
Les voy a hacer un relato de mi experiencia. Todo empezó en el año 2009, cuando mi esposa empezó a decirme que tenía que dejar el tabaco porque fumaba demasiado. La verdad es que era así, porque me fumaba entre dos y tres cajetillas, o más si era un día que salías y estabas de fiesta.
Me fui mentalizando y decidí dejarlo. Fue un regalo de aniversario de boda, ya que precisamente pedí hora en la Unidad Antitabaco del Hospital Santa María y me la dieron para el día de nuestro aniversario, el 5 de mayo de 2009.
Este día conocí al doctor, que ha sido el que me ha ayudado a seguir este camino o, como dijo el doctor, “te enseñaré a ir en bicicleta y si te caes, te ayudaré a levantarte y a continuar”. Pues así empecé la primera semana. Me animó a probar unos caramelos de nicotina después de cada comida. Con esto reduje el tabaco a la mitad y la segunda semana ya empezamos con los parches de nicotina y también los caramelos de nicotina si tenía ansiedad, porque ya empecé el camino sin fumar nada después de llevar 30 años fumando. El resultado fue visible muy pronto: en agosto había terminado el tratamiento del todo e incluso dejé los caramelos de nicotina porque no tenía ansiedad alguna ni ganas de volver a fumar.
En noviembre me encontré ante una difícil situación laboral y política (soy empresario agrario y en aquellos momentos era alcalde de mi población). En primer lugar, tuve un pequeño accidente con el tractor que me cogió un brazo. A raíz de esto volví a fumar, ya que la excusa eran los nervios que me habían traicionado. Tuve que asumir que fumaba y que tenía ganas de dejarlo, de modo que volví a ver al doctor y le expliqué la situación para, como me había dicho antes, si me caía de la bicicleta, ayudarme a levantarme y volver a coger el camino adecuado. Así fue, y volvimos a empezar el tratamiento con parches de nicotina y caramelos. Esto duró muy poco, porque en el mes de diciembre, debido al cargo político que desempeñaba, tuve un problema y volví a refugiarme en el tabaco con la excusa de los nervios que me habían vuelto a traicionar.
Después de todo esto, pasamos unos meses tonteando, hasta que el doctor me preguntó qué quería hacer. Eso era a mediados del mes de abril de 2010 y le dije: “Déjame alquitranar un mes más”, palabras textuales. A mediados de mayo nos volvimos a ver y empezamos el tratamiento. Esta vez fue diferente, porque empleamos pastillas y los caramelos de nicotina. Al cabo de mes y medio de tomar estas pastillas me encontré que me hacían un efecto adverso, porque eran un antidepresivo y a mi me deprimían. Llegué al punto que las dejé y seguí sólo con caramelos de nicotina, con los que llegué hasta el final.
La conclusión que he sacado de todo esto es que con cada tropiezo te vas haciendo más fuerte mentalmente.
La conclusión que he sacado de todo esto es que con cada tropiezo te vas haciendo más fuerte mentalmente. Al final lo dejé sólo con caramelos porque estaba más mentalizado que las otras veces y más convencido.
Ahora ya llevo un año sin fumar y la calidad de vida me ha aumentado de forma espectacular, respiras como antes de fumar, los sabores, los gustos y los olores son diferentes, porque antes los tenía distorsionados. Duermes mucho mejor porque respiras mejor y ahora, tal y como se han puesto los precios del tabaco, te ahorras mucho dinero.
No puedo acabar este relato sin dar las gracias a las personas que me han ayudado y han aguantado mis nervios: primero al doctor y su equipo, y especialmente a mi esposa y a toda mi familia, que me han ayudado en estos momentos difíciles.
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