Autor: B.E.
Desde los 13 años que empecé a tontear con el tabaco, nunca lo había dejado. Solamente por prudencia, por temor o amor a mi hija, lo dejé durante el embarazo, pero, claro, de esto hace ya 27 años. En fin, como si no lo hubiera dejado nunca jamás.
Los últimos 4 años de mi vida han sido muy duros. He perdido a dos hermanos de cáncer y a una sobrina de accidente de circulación. He tenido numerosos problemas en el trabajo, con un final de despido improcedente, y durante este tiempo he sido tratada por depresión y aún sigo en tratamiento.
Bien, ante toda esta situación de angustia, decidí dejar el tabaco. Pues no saben ustedes qué decisión tomé más acertada. Mi autoestima creció, mi forma de ver la vida cambió, era capaz de hacer cosas que nunca pensé. Estaba más contenta, más animada, más feliz. Las personas que me rodean se han alegrado de los cambios que he hecho y que voy haciendo.
Y, ¿cómo no?, las mejoras físicas: no me canso tanto, el olfato me ha augmentado de forma desmesurada y respecto al gusto, todo sabe diferente. El color de la piel ha mejorado, respiro mejor, no tengo tanta somnolencia…
Tengo que decir que he aumentado8 kg de peso, pero no me preocupa. En un par de meses, con ayuda de un profesional empezaré una dieta equilibrada. Seguro que lo consigo.
En fin, no me podía pasar nada más satisfactorio que dejar el tabaco. Ya llevo casi un año sin fumar y realmente vale la pena tomar esta importante decisión, de momento la mejor de mi vida.
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