Autor: Manau, Laia Cabau i
La Rehabilitación Respiratoria (RR) empieza a practicarse a finales del siglo pasado para tratar a pacientes con tuberculosis, pero hasta hace 30 años no aparecen estudios sobre su efectividad. Hay claras y numerosas evidencias de los beneficios que tiene la RR en cuanto a la mejoría de la capacidad de esfuerzo, no sólo a corto, sino también a largo plazo1.
La American ThoracicSociety (ATS) define la RR como la “prestación continua y multidimensional de los servicios dirigidos a personas con enfermedades respiratorias crónicas y enfermedades que provocan restricción de la función pulmonar, con el objetivo de mejorar y mantener al individuo en el máximo grado de independencia”. El programa de RR incluye control del tratamiento médico, educación del paciente y de la familia, deshabituación tabáquica, fisioterapia respiratoria, técnicas de entrenamiento al esfuerzo, entrenamiento de los músculos respiratorios, terapia ocupacional, soporte psicosocial, control nutricional y, en casos más especiales, oxigenoterapia, ventilación no invasiva y asistencia a domicilio. Por lo tanto, es importante tener un equipo multidisciplinar compuesto por neumólogos, médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, enfermeras, especialistas en nutrición, psicólogos, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales.
La RRestá indicada en pacientes con patología respiratoria obstructiva/restrictiva sintomática, no fumadores o incluidos en un programa de deshabituación tabáquica. Las contraindicaciones serían patologías que puedan impedir la realización del entrenamiento. El paciente debe ser evaluado inicialmente desde el punto de vista clínico, radiológico, función pulmonar, capacidad de esfuerzo y de calidad de vida relacionada con la salud. Todo ello nos ayudará a establecer unos objetivos y proporcionar al paciente un programa individualizado. Los estudios recomiendan realizar un programa de 8 a 12 semanas, 3 veces por semana y sesiones de 1-2 horas que incluya2:
Educación: la primera parte fundamental. Es importante que los pacientes conozcan su enfermedad y los síntomas más frecuentes (como la disnea).
Fisioterapia Respiratoria (FR): está indicada a todo paciente con una limitación crónica al flujo aéreo sintomática demostrada con pruebas de función pulmonar. El objetivo es mejorar el aclaramiento mucociliar, desensibilizar la disnea y optimizar la función respiratoria (trabajo de los músculos respiratorios y la movilidad de la caja torácica).
Las técnicas de FR tienen que ser lo más activas e individualizadas posibles.
Entrenamiento de los músculos respiratorios: es un trabajo con diferentes resistencias en el que se hace respirar al paciente a través de orificios de distinto calibre (Pflex) o a través de dispositivos manuales (threshold loading).
Entrenamiento con ejercicio de extremidades inferiores: habitualmente, el entrenamiento se realiza con ciclo ergómetro o tapiz rodante. Se recomienda controlar la saturación, tensión arterial, frecuencia respiratoria y escala de Borg. Respecto a la intensidad del entrenamiento, se utiliza en ocasiones el 60-70% de la FC máxima, variable según características y tolerancia del individuo.
Entrenamiento de las extremidades superiores: la mayoría de los pacientes presentan disnea al realizar las tareas del día a día; por eso es importante potenciar los grupos musculares implicados. Se realizan ejercicios con aumento de carga y repeticiones progresivas.
Apoyo psicológico: tanto del profesional como de su entorno familiar y social.
Control nutricional: La valoración de los resultados debe basarse no tanto en los cambios obtenidos en la función pulmonar, como en la observación de la calidad de vida, la tolerancia al esfuerzo y la sensación de disnea. Hemos de tener en cuenta que pacientes con funciones respiratorias similares tienen una percepción clínica subjetiva diferente. Los estudios evidencian la disminución de días de hospitalización, número de ingresos hospitalarios y asistencia a urgencias. Todo ello se traduce en una disminución de los costes económicos.
Se observa un aumento de independencia para realizar las actividades de la vida diaria, incremento en la tolerancia al ejercicio, mejoría en la disnea, reducción de los síntomas respiratorios y, por tanto, una mejora psíquica importante.
En definitiva, el entrenamiento muscular es una estrategia terapéutica útil y eficaz, muy beneficiosa para el paciente respiratorio crónico. Por lo tanto, la rehabilitación respiratoria debería aplicarse como un fármaco adicional a este tipo de pacientes1. Comentarios como “descanso mejor por las noches”, “ahora no me da miedo salir a pasear”, “me atrevo a volver a trabajar” son frecuentes en la práctica diaria y nos invitan a continuar trabajando en este proyecto. Nuestro hospital está luchando para crear un servicio que pueda cubrir las necesidades de estos pacientes. El paciente respiratorio, con un mínimo, encuentra mejoría. Por ello, debemos luchar para darles un soplo de esperanza y calidad de vida.
“Entre todos podemos darles un poco de aire.”
Bibliografía
1. Arch bronconeumol 2008; 44: 119-121
2. Plan Funcional de Rehabilitación Respiratoria HSM
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