Atención al público en la farmacia

Autor: Didier Hernández, Cristian

 

Piensa por un momento: ¿Con cuántas personas estás en contacto cada día en la farmacia?

Piensa por un momento: ¿Con cuántas personas estás en contacto cada día en la farmacia? Como bien sabemos los auxiliares que estamos detrás del mostrador cada día, son muchos los clientes/pacientes que atendemos con un gran abanico de situaciones; seguramente, intentamos solucionarlas de una u otra manera y el cliente sabe que lo hacemos del mejor modo. Una de esas situaciones de entre tantas son las que están relacionadas con el tabaquismo; ¿A cuántos les has intentado o les has dado consejos para dejar de fumar? Posiblemente a los que han pedido tu consejo, pero, ¿por qué no hacerlo también a los que no lo hacen? No es algo difícil de hacer, y para lograrlo podemos utilizar unas cuantas herramientas.

Cuando viene un paciente con una recepta de Metformina, Captopril, Simvastatina, la mayoría de veces nos preguntan “¿cuál es ese medicamento?” Y nosotros siempre contestamos, “el del azúcar, el de la tensión, el del colesterol”. Y esto quiere decir que si sabemos estas pequeñas cosas sabremos relacionar el tipo de pacientes que tenemos delante, las consecuencias que tienen estas enfermedades y cuáles son los factores de riesgo y estilos de vida que pueden aumentar o agravar estas patologías, por ejemplo, el habito de fumar. Nosotros que estamos cada día atendiendo, que tenemos la oportunidad de estar en contacto con los pacientes, con tan sólo hacer una pregunta como “¿fuma?” podemos buscar la manera de ayudar a estas personas prescribiendo, dando, aconsejando la manera adecuada para dejar de fumar; en el momento que hacemos ese interrogante estamos dejando una puerta abierta para encontrar una posible solución al problema.

Por otra parte, recetas tipo Ventolin, Plusvent, etc., sabemos que son pacientes que evidentemente tienen algún problema pulmonar y seguramente el médico ya le habrá aconsejado dejar de fumar, aun así, nosotros tenemos la suerte de que las personas tienen en la farmacia aquello que resulta más complicado con el médico de cabecera o el especialista.

La farmacia siempre está abierta, no necesita pasar por una lista de espera, les podemos atender en cualquier momento, estamos cerca de los pacientes, tenemos la obligación de al menos aconsejar y dar unas pautas mínimas para promocionar y promover estilos de vida saludable, como una dieta equilibrada y variada, actividad física regular y deshabituación de conductas que aumentan el riesgo de enfermedades como lo es fumar.

En la farmacia en la que trabajo siempre hay un tiempo destinado a la formación continuada, a recordar los tratamientos, a valorar nuevas opciones, a revisar nuevas maneras de acercarse a las personas.

En la farmacia en la que trabajo siempre hay un tiempo destinado a la formación continuada, a recordar los tratamientos, a valorar nuevas opciones, a revisar nuevas maneras de acercarse a las personas. Como bien sabemos, en la farmacia disponemos de una serie de recursos y ayudas farmacológicas destinadas a la deshabituación tabáquica, que generalmente se dispensan porque hay una prescripción de un médico o de otro terapeuta, pero no olvidemos que nosotros también podemos ofrecer estos recursos, ya que muchos de estos son de venta libre, que sumado a una serie de pautas y consejos, ayudaríamos a estas personas a abandonar el hábito. Recordemos que en la farmacia tenemos al alcance todo un equipo de profesionales, ya sean farmacéuticos, nutricionistas, terapeutas y, como no, nosotros los auxiliares, que con la formación adecuada sabremos aconsejar y dar las pautas correctas para el tratamiento.

La ciencia está continuamente cambiando y avanzando, y por eso es importante estar actualizado para que los pacientes sientan que están frente a un profesional que no sólo le quiere vender un producto, sino ofrecer una efectiva solución a su problema.

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