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Opinión cualificada

Estrategias de abordaje del paciente psiquiátrico fumador hospitalario.

Autor: Alberni Coderch, Joan

A finales de noviembre de 1994, el Servicio de Psiquiatría del Hospital de Terrassa inició su actividad asistencial, y lo hizo en un hospital general de 301 camas que acababa de trasladarse del centenario Hospital de Sant Llàtzer, situado en el mismo centro de Terrassa, a las instalaciones del nuevo hospital, situado en las afueras de la ciudad, en un edificio rehabilitado y acondicionado de nuevo para esta función hospitalaria moderna que forma parte de una empresa sanitaria pública, un consorcio formado por el Ayuntamiento de Terrassa, la Fundació Sant Llàtzer y la Generalitat de Catalunya.

La creación de la nueva planta se produjo en un momento en que el hospital no había desarrollado todavía ninguna actividad asistencial en el ámbito de la psiquiatría.

La creación de la nueva planta se produjo en un momento en que el hospital no había desarrollado todavía ninguna actividad asistencial en el ámbito de la psiquiatría. Este hecho ha sido clave en la organización del servicio y en la base de nuestra experiencia en el tratamiento del problema del consumo de tabaco en el paciente psiquiátrico hospitalizado, porque gracias a ello se pudo organizar la atención del paciente sin condicionantes previos, tendiendo a la normalización de su atención en pie de igualdad con el resto de pacientes hospitalizados de otras especialidades.

Esto se tradujo en diferentes aspectos normalizadores, de los que se pueden citar el esfuerzo estructural y ambiental en la construcción de la unidad; la distribución de espacios realizada como en las otras unidades del hospital; la supresión de elementos visuales de restricción de movimientos; la liberalización total de los horarios de visitas; la supresión de las actividades llamadas entonces de “laborterapia”, usuales en aquel momento en las unidades psiquiátricas durante el tiempo de hospitalización, pero que eran, por otro lado, inútiles en una unidad como la nuestra, de corta estancia y basada en el tratamiento médico biológico en el hospital y en el tratamiento pluridisciplinar médico y psicológico en el ámbito comunitario; la formación del personal de enfermería con una sólida base de enfermería de hospital general y, finalmente, la supresión del consumo de tabaco dentro de la unidad.

La decisión de prohibir el consumo de tabaco en las habitaciones y espacios comunes de la unidad no hacía más que reproducir la norma al uso en todo el hospital y fue decidida después de una meditada valoración, más si tenemos en cuenta que, a diferencia del resto de especialidades, en las unidades de hospitalización psiquiátrica de hospitales generales —y no digamos en los hospitales psiquiátricos tradicionales—, la norma era precisamente la autorización de fumar en el espacio de hospitalización.

La estrategia con la que manejamos la cuestión del tabaco en nuestra unidad se inicia con una valoración del hábito tabáquico del paciente, mediante la historia clínica y la utilización del test de Fagërstrom. Si pese a los consejos del personal y la oferta de tratamiento preventivo del síndrome de abstinencia tabáquica con el uso de chicles o parches de nicotina nuestros pacientes siguen queriendo fumar, lo tienen que hacer aprovechando su salida autorizada de la unidad y siempre acompañados de un familiar responsable. Obviamente, los pacientes que, por razones de indicación médica basadas en su gravedad psicopatológica, tienen restricciones temporales de salida o de visita, no pueden salir a fumar. Esto comporta que requieran más atención del personal y el tratamiento farmacológico substitutivo es casi inevitable mientras dura esta situación. Esta opción fue plenamente asumida por todo el equipo médico y de enfermería, y contó con el apoyo de gerencia de nuestro hospital, de tal forma que así se sigue llevando a cabo hasta el momento actual.

Desde ese momento, nuestro hospital dejó de tolerar que todos los pacientes, así como sus familiares (y también, naturalmente, el personal), fumaran en las dependencias hospitalarias.

Con la presentación de nuestra experiencia en la mesa Estrategias de abordaje del paciente psiquiátrico fumador hospitalario, que tuvo lugar en el marco de la Jornada Salud Mental y Tabaco, el día 19 de marzo de 2009, en el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, revisamos nuestros resultados a la luz del cambio que supuso la implicación de nuestro hospital en la Red de Hospitales Sin Fumo a partir del año 2005. Desde ese momento, nuestro hospital dejó de tolerar que todos los pacientes, así como sus familiares (y también, naturalmente, el personal), fumaran en las dependencias hospitalarias. Desde entonces, optamos porque los pacientes que quisieran fumar lo hiciesen también fuera del recinto hospitalario, como el resto. Pese a nuestros temores iniciales de que esto pudiera favorecer situaciones comprometidas de cara a su control fuera de la unidad, no se apreció ninguna variación en las tasas de fuga comparando los dos períodos.

La valoración que hacemos de nuestra experiencia expuesta en la comunicación es que la supresión del consumo de tabaco en las unidades de hospitalización psiquiátrica es perfectamente posible si se ofrece al paciente la opción de un tratamiento farmacológico substitutivo en el marco de un trabajo en equipo y en el que el personal de enfermería es una pieza fundamental.

La estrecha coordinación con el equipo médico responsable del tratamiento del paciente hace posible su puesta en marcha normalizada, a pesar de la fuerte experiencia previa que todos habíamos conocido en el sentido de autorizar el consumo de tabaco dentro de las unidades de hospitalización psiquiátrica. Nuestra experiencia refuerza la política de unidades sin humo, y creemos que se debe llevar a cabo a pesar de las voces a favor del uso —o tolerancia— del tabaco en el paciente psiquiátrico hospitalizado como si fuera un elemento positivo por su supuesta acción sedativa o antiansiosa que confunde la pseudoterapia con el consumo de un tóxico para evitar el síndrome de abstinencia.

La normalización asistencial en todos los sentidos es una importante herramienta para luchar contra la estigmatización de nuestros pacientes y, por ello, conseguir que las unidades de hospitalización psiquiátrica sean unidades libres de humo, como lo son ahora todos nuestros hospitales, nos parece un paso en la correcta dirección, no solamente para equipararlos de verdad al resto de pacientes, sino también para evitar la alta prevalencia de enfermedades asociadas al uso de tabaco y la elevada mortalidad que esto comporta.

 

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